SENTIDO Y VALORACION DEL ARTE
Iván Vera-Pinto Soto
Desde tiempos
inmemoriales el arte , como producto de la conciencia social del hombre, ha
sido un potente vehículo de expresión de su sensibilidad. Hoy en día conociendo
su efectividad, al arte se aprovecha
para muchos propósitos: ornamentales, comerciales, políticos, persuasivos, etc.
No obstante, aún se mantiene el sentido
común por el cual nació, lograr una comunicación a nivel sensitivo.
Consecuentemente, el arte persevera en su trayectoria al transitar por
paradigmas, al formar nuevas o distintas concepciones del mundo, al generar
otras maneras de percibirnos y comunicarnos como personas.
Es un hecho comprobable
que mediante la práctica de las artes los pueblos han podido expresar y
elevar sus sentimientos, pensamientos,
conocimientos; y, fundamentalmente, su conciencia como seres humanos. Allí
radica su importancia, en constituir una eficaz palanca que coadyuva al desarrollo de la sociedad. En definitiva,
el arte es un valioso invento del hombre que sirve para educar, formar,
transmitir ideas, trascender y alcanzar algunas finalidades elementales para la
comunidad.
Sin embargo, debemos
reconocer que nunca le hemos dado al arte el lugar social que le corresponde y
menos aún a sus creadores. Prueba de ello son los múltiples problemas que deben
enfrentar los artistas para sustentar económicamente sus producciones.
Agreguemos a ello el repetido discurso de la falta de espacios,
infraestructuras, fondos y respaldos institucionales para realizar la distintiva gestión
artística. Aún reconociendo el espíritu y los comparativos avances alcanzado por el Gobierno de Chile en
los últimos años , todavía es insuficiente para responder a la creciente
demanda de aquellos que persistentemente aportan sus esfuerzos, conocimientos y
creatividad a la dialéctica construcción de nuestra cultura nacional. Sin duda
alguna, estimo que este es un tema que hay que profundizar en otro artículo y
una vez que los parlamentarios aprueben la nueva ley de institucionalidad
cultural.
Ahora me preocupa en
este análisis insistir en algunos asuntos más amplios, tales como: el sentido
del arte y su valoración social. Al respecto bien sabemos que el problema tiene
varias aristas. Por un lado, existen en la era de la globalización mecanismos
de dominación cultural, que atentan contra el sentido del arte como una forma
de vida del ser humano, su memoria, sus creencias y su propio modo de pensar.
En actual contexto es difícil lograr que
las obras de arte recuperen el sentido y valor de uso, más aún cuando ellas se
han ido transformando en meras mercancías dentro de la industria cultural.
Quiero evitar la
impresión que los creadores de bienes culturales, no deben comercializar sus
productos; por el contrario, estimo que todo trabajador del arte debe vivir de
lo que genera, pero siempre debe hacerlo con dignidad.