LENGUAJE MEDIÁTICO
Iván Vera-Pinto Soto
Existe la idea que la
información y el conocimiento siempre han sido las fuentes de poder y riqueza
en todas las sociedades. Lo novedoso es que en la sociedad globalizada que
vivimos las técnicas de la información y las comunicaciones se organizan en tejidos
que constituyen también dominio y capital.
Los países y las personas al estar ausentes de esas redes globales se van
quedando en el camino, acentuando su estado de dependencia frente a las grandes
metrópolis.
Esta observación es
importante en el momento de definir el papel del Estado ante las nuevas fuentes
de información, cultura, conocimiento y entretención donde se entremezclan las
funciones formativas de los medios masivos con la escuela. La interrogante que
surge es cómo aprovechar la capacidad instalada de los nuevos medios para fortalecer
la educación, modernizar a los agentes educativos y poner en práctica los
contenidos pedagógicos atingentes a las necesidades e intereses de los
educandos y los cambios sociales.
El filósofo Martín Hopenhayn
nos advierte que la “euforia mediática” no puede hacer desaparecer la sustancia
pedagógica o la capacidad critica y reflexiva, rasgo inherente a la “cultura
pesada”. En estos tiempos se requiere de la utilización de esta facultad reflexiva
para discriminar las tecnologías de transmisión de mensajes y para disminuir el
riesgo que los medios se transformen en una transmisión de información
superficial.
Una de las dificultades que
enfrenta la escuela actual es la falta de plasticidad para incorporar los
nuevos signos lingüísticos que transfieren espontáneamente los estudiantes en
clases. Es un indiscutible que la escuela ha dejado de ser el único referente
del saber, en la actualidad existen muchas otras instancias que permiten su
difusión y que no le piden la venia a la escuela para proyectarse socialmente.
El sociólogo Jesús Martín
Barbero, explica “Los jóvenes articulan hoy las sensibilidades modernas a las
posmodernas en efímeras tribus que se mueven por la ciudad estallada o en las
comunidades virtuales, cibernéticas. Y frente a las culturas letradas - ligadas
estructuralmente al territorio y a la lengua- las culturas audiovisuales y
musicales rebasan ese tipo de adscripción congregándose en comunas hermenéuticas que responden a
nuevas maneras de sentir y expresar la identidad, incluida la nacional”
Esta multiplicidad y difusión
del saber, que va más allá de los marcos educacionales formales, es uno de los
retos de mayor peso que el mundo de las comunicaciones le traza al sistema
educativo. En ese escenario, se sugiere que la escuela abra sus puertas a los
medios de información, permitiendo así a los estudiantes desarrollar sus
habilidades y destrezas para expresarse en un ambiente multimedial, incorporando
los distintos lenguajes de un mundo mediático, multicultural y de cambios vertiginosos.
La finalidad de esta apertura es movilizar la industria multimedial en favor de
la educación, para ganar en motivación, en expresividad y en nuevas maneras de alfabetizaciones.
En la historia de la
humanidad se ha utilizado el lenguaje hablado o escrito como principal medio de
comunicación; hoy en cambio, esta situación se ha modificado radicalmente con
la incorporación de la televisión, la cual ha yuxtapuesto el ver a la palabra,
dando con ello preeminencia a la imagen. Esto nos lleva a diseñar paradigmas
diferentes a los tradicionales, en los cuales la palabra y la imagen no resulten ser antagónicas, sino que constituyan
una nueva síntesis del proceso de aprendizaje.
Según los especialistas, no
se trata únicamente de usar las nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones para estimular a los alumnos, ni tampoco para que sirvan como auxiliares
de las clases expositivas; consiste que a partir del empleo de la imagen, opere
un proceso de conceptualización que potencie la construcción de nuevas
representaciones mentales, las que constituyen el soporte del pensamiento
abstracto.