ARTE EROTICO
Iván Vera-Pinto Soto
Existen numerosas evidencias arqueológicas e históricas que
demuestran que desde los albores de la humanidad el sexo ha estado presente en
el arte. Recordemos, por ejemplo, a la antiquísima Venus de Willendorf, las
esculturas griegas y romanas, las sensuales piezas de Rodán, el David de Miguel
Ángel, sin desestimar las intencionadas prominencias y tallas de la India, o las demostrativas tintas de China y de Japón.
La literatura también nos brinda un repertorio amplio de obras
en que se pone de manifiesto la sexualidad como idea medular de los textos.
Entre ellos habría que nombrar el Cantar de los Cantares atribuido a Salomón;
el didáctico Kamasutra, que atiende la actividad sexual como materia de
instrucción; y, el libidinoso y sátiro Decamerón de Boccaccio, hasta llegar a
la narrativa contemporánea, que incluye nombres tan diferentes como el de Walt
Whitman o Charles Bukowski. En este rápido recuento un sitial importante ocupa
el contradictorio e inteligente Marqués de Sade, quien en toda su producción
literaria nos mostró con instinto pedagógico los caminos para acceder al
placer. Sade, con un lenguaje erótico nos reveló un catálogo de perversiones
que lo llevó a ser considerado un autor peligroso para la moral de su época. Su
escritura representó la apertura total y libre hacia el cuerpo y todas sus
posibilidades eróticas.
El cine es tal vez la
manifestación artística en la que mayor popularidad alcanza el contenido
sexual, dada su exclusiva expresión audiovisual. En este ámbito la cartelera es
muy amplia y disímil, tenemos desde el cine erótico hasta el pornográfico. Al
respecto, el cineasta Woody Allen sostiene
la idea que “el sexo es permanente, intenso y tal como el arte: No importa cuantas
veces se haga, nunca es perfecto y siempre piensas que el siguiente va a ser
mejor, lo que te mantiene vivo hasta que al final mueres".
Últimamente el cine local ha realizado varios estrenos que se
adscriben al género de comedias eróticas, tales como:"El Chacotero
Sentimental" y "Sexo con Amor", por nombrar algunas. Ambas
películas cumplen con la máxima artística: entretener-educando. En la misma
línea, sumemos “Casa de Remolienda”,
“Malta con Huevo” y “Radio Corazón”.
Por un carril paralelo tenemos al naciente cine porno nacional,
basado en nuestra problemática social. Precisamente,
Maritza Gáez Arismendi (Reichell), la actriz porno chilena, ha protagonizado
cintas como “Lo Sagrado, lo Profano y lo Obsceno”, cuyo argumento involucra a
monjas, jardineros y a un tal “Monseñor Toto” que engaña a colegialas.
Debemos reconocer que las artes han sido viciadas por el
mercado, así el sexo se ha convertido en otra mercancía fomentando la industria
pornográfica con sus conocidas consecuencias. Por otro lado, es indudable que la actual obsesión social del alcanzar “el placer por
placer”, provoca una degradación de la demostración más sublime del amor a un
contacto meramente mecánico y animal.
Al margen de estas reflexiones, el sexo es un tema trascendente
y vigente en las artes, que debiera ser abordado con la intensión de fomentar
el placer estético y el goce espiritual. En otras palabras, considero que el
argumento siempre debiera elevar al espectador a los niveles más altos de la
escala humana y promover el desarrollo del conocimiento propio, de la
naturaleza y de la sociedad.