RADIO E IDENTIDAD
Las radioemisoras tienen sus propios códigos y muchas veces, a través de ellas, la gente puede efectuar sus propias lecturas de su realidad social y registrar pasajes importantes de su historia. A pesar de todos los adelantos tecnológicos y la fuerte penetración que ha tenido de la televisión en el mundo de las comunicaciones, para los iquiqueños la radio sigue jugando un rol muy importante. Todos comprendemos que es el medio más cercano, que además mejor nos interpreta y que goza de más alta credibilidad. Nos permite principalmente oír música, entretenernos e informarnos. Por lo demás, por poco dinero, llega a todos los sectores y niveles de nuestra comunidad. Frente a cualquier catástrofe siempre está presente para prestar ayuda a la colectividad; función primordial que lamentablemente se ha descuidado por la existencia de los grandes consorcios comunicacionales.
Aún recuerdo las voces de los antiguos locutores conviviendo en nuestra cotidianidad, acompañándonos en la intimidad del hogar. Estos personajes eran nuestros amigos que nos permitían alegrarnos y fantasear nuestra aletargada vida provinciana. No me cabe duda que ellos, con sus característicos timbres y “frases acuñadas”, forman parte de nuestra memoria y que siempre los evocaremos como los cronistas de nuestra historia local.
Muchos de estos “próceres” del micrófono, en la década de los 60 del siglo pasado, se apoderaron de nuestra sintonía e imaginación, entre ellos cabe mencionar a: Floreal Toledo, profesor que mantuvo durante más de dos décadas un programa de tangos en la desaparecida radio Almirante Lynch, donde fue una de las voces más escuchadas en materia de la música porteña argentina. Francisco “Pancho” Dávila, popular locutor de las desaparecidas emisoras El Salitre, Almirante Lynch y Esmeralda. Sumemos a ellos a René Medina, Mario Vergara, Jaime Fuster, Raúl Escudero, Yerko Elgueta, Raúl Ossandón, Leslie Omar Díaz, Andrés Daniels y Leonel Cortés. Más adelante, en la década de los 80, se impondrán las voces de Raúl Cortes, Raúl Rodríguez, José Enrique Toro, Antonio Sabat, Dennis Lillo, Manuel Estriba, Gonzalo Jiménez y Raúl de Pablo, entre tantos.
También tuvimos programas que lograron insertarse con facilidad en nuestra memoria, en mi caso añoro:”La pareja dispareja”, conducida por Jaime Torres y Cecilia Millar, una versión iquiqueña del espacio “La pareja feliz”, de los actores nacionales Leonardo Perucci y Alicia Quiroga. El simpático matinal de Raúl Ossandón, la emblemática “Cabalgata Deportiva”, conducido, entre otros, por Juan Bontá, Tito Crespo, Hernán
Cortés, Juan Castillo y Raúl Duarte. El “show sabatino” de Radio Almirante Lynch, una suerte de Sábados Gigantes, con premios, concursos, cantantes y animación, que se prolongaba toda la tarde. Era un evento que convocaba a numeroso público en el auditorio de esa recordada radio.
Indudablemente, eran los tiempos donde se imponía la música en español por sobre otras. En donde los espacios no ensalzaban el formato anglosajón. Además, el lenguaje era sencillo, directo, pero bien pronunciado y se conversaba de temas sustanciosos, del día a día, ajeno a los esquemas actuales (faranduleros y morbosos). Y los presentadores no decían groserías, ni descalificaban a las personas y menos usaban artimañas sensacionalistas para conseguir audiencia. Era la antigua radio iquiqueña que brindaba siempre momentos que permitían poner en valor y difundir nuestra identidad regional y nacional.