EL VALS DE LAS SOLAS
Iván Vera-Pinto Soto
En el contexto
de su XXVI temporada artística, el Teatro Expresión estrenará “El Vals de las
Solas”, una de las cien obras escrita
por el premio nacional Jorge Díaz. La pieza estructurada en varios monólogos
aborda -con ansiedad lúdica- uno de los viejos derroteros de este prolifero
dramaturgo: la soledad; en este caso referida a la mujer actual.
Por un largo
tiempo, a través de diversos discursos patriarcales ( la mitología griega y los
textos bíblicos), se ha perfilado un modelo para el comportamiento social de la
mujer. Es así que ella ha sido representada de tres formas: Pasiva, para
mostrar que es sacrificada y estoica; idealizada como belleza incólume; y, cuestionada
por la moral machista cuando alguna vez se ha atrevido a levantarse en
rebeldía. Naturalmente esta percepción ha empequeñecido su rol a tareas
estáticas: madre, esposa, amante, colaboradora o prostituta.
Precisamente, las
anécdotas de las cinco breves historias de
Díaz se entrecruzan develando las contradicciones existenciales y las
expresiones emocionales de mujeres que sufren y ríen, viven y mueren. Con una profusa
naturalidad y empatía el autor compone una atrevida imagen social escudriñando
en la complejidad femenina, en sus inquietudes y temores, acercándose a la
realidad casi de un modo descarnado. Al
mismo tiempo, con su tortuoso humor negro, nos presenta la vida de la mujer moderna
sumergida en la confusión emocional de su universo, donde se entrecruzan
la soledad, el desamor, la necesidad de cariño y la eterna búsqueda de la plenitud,
como constante vital e inalcanzable.
“El Vals de las Solas”
comparte un significativo tono melancólico y una fábula de personajes
desarraigados en busca de una felicidad que parece darles siempre la espalda.
Las protagonistas son seres carentes de comprensión, que no encuentran en su diario
vivir respuestas a su soledad. Mujeres atiborras de incertidumbres sobre sí
mismas; habituales desequilibrios nacidos por muchas situaciones: la necesidad
de contar con un trabajo digno, los complejos creados socialmente, los celos de
mujer engañada, las perpetuas obligaciones de mujer-objeto y la obsesiva función
de madre abnegada.
Esta propuesta- de corto
aliento escénico- es un perplejo y mordaz
recorrido a través del alma femenina,
sin que dejarse llevar por el carácter melodramático que emanan de estas tristes existencias. Del
mismo modo, desnuda la realidad de la mujer comercializada o prostituida
socialmente. Bien sabemos que el “macho” se siente autorizado para poder exigir
"servicios sexuales" en cualquier momento y a cualquier precio. Por
lo demás, en aquellos países donde las condiciones de vida de la mujer son de
pobreza, donde las políticas de género son desventajosas y la violencia
intrafamiliar forma parte de la cultura cotidiana, es donde existe más tráfico
de ellas.
En otro
monólogo, Díaz, retrata con ironía un
problema no menor que enfrenta la mujer en estos días: la vanidad. La moda
actual llama a las personas delgadas bellas. En realidad esto es una falacia,
puesto que una mujer puede ser atractiva con cualquier peso; sin embargo, la
moda, las revistas y la televisión están llenas de personas delgadas y exitosas.
Es así que se pone un énfasis extremo a la apariencia física y a las características
de seducción, que son afines al rol más ancestral asignado a la mujer por la visión
machista.
Otra idea que
subyace en las anécdotas es la gestión figurada que tiene la mujer en el hogar.
Como sabemos ese papel muchas veces se trasplanta al mundo laboral, allí
se les confía normalmente las
actividades relacionadas con el protocolo, la recepción y la acogida; como
asimismo debe manejar los importantes rituales administrativos que, al igual que
los convencionalismos domésticos, favorecen en definitiva al mantenimiento del orden
establecido.
Como es su
costumbre, Díaz, en esta nueva “ceremonia”, invita al espectador a divertirse;
a “reír” de su propio dolor , sin dejar de reflexionar sobre esa mujer que vive
sumida en un océano de traumas, tensiones, prejuicios e injusticias sociales que
subsisten aún en nuestros tiempos.