EDUCACION
Y ESTETICA
Iván
Vera-Pinto Soto
La formación integral de los alumnos de la enseñanza superior no
puede prescindir de la educación estética como componente esencial del
desarrollo de su personalidad, de modo que les permita comprender y disfrutar la belleza en el arte,
en la vida y en el mundo circundante. Toda manifestación del arte requiere para
su cabal apreciación de un individuo educado en este sentido, es decir, con un
cierto desarrollo de su capacidad estética que le permita apreciar en el fenómeno
artístico la esencia de la realidad social. La persona que no posee esta
formación, generalmente, tiene una percepción pobre o incompleta del mundo que
le rodea y de la belleza.
Sin temor a equivocarnos,
la educación estética es una de las variables que coadyuva a lograr una
formación holística y armónica de las nuevas generaciones. Sin embargo, debemos
reconocer que. a pesar de los avances logrados con la Reforma
Educacional, aún falta mucho terreno que caminar para que este tema
se consolide en el currículum educacional. Es por ello, que es fundamental
incorporar en el currículum universitario asignaturas artísticas de carácter
transversal que contribuyan al
desarrollo de la sensibilidad y el sentido crítico del joven.
Esta formación estética implica la valoración y apreciación
adecuada de lo que particularmente conocemos como “obra de arte”; así como de
la armonía y belleza inmersas en el medio social, en el plano de lo estético y
de lo ético.
Para lograr un disfrute de las actividades artísticas en los
estudiantes universitarios, es necesario implementar una estrategia que incluya la organización y desarrollo de algunas
tareas programáticas muy concretas, por ejemplo: Implementación de grupos
artísticos y desarrollo de cursos, talleres, escuelas y eventos. De igual
manera, incorporar la actividad lúdica como una metodología de aprendizaje, no
sólo en las asignaturas vinculadas con los contenidos artísticos, sino también a
todas las áreas del conocimiento.
Sumemos a ello la programación permanente y sistemática de
conciertos, exposiciones, recitales, audiciones y otros eventos artísticos.
Como asimismo, la implementación de cursos, seminarios y charlas sobre
apreciación artística. Otro buen recurso es el desarrollo de audiciones musicales
en el aula, las que permitan reconocer el carácter de una pieza musical, su
sentimiento, su poder descriptivo, etc. En
la misma línea, podrían efectuarse exposiciones de obras de arte visual, las
que permitirían familiarizar a nuestros jóvenes con el patrimonio cultural
regional, el acervo cultural universal y con las diferentes técnicas propias de
este quehacer artístico.
Por otro lado, es indudable que las clases de danza como
expresión corporal creadora también
contribuyen a ampliar el campo de la sensibilidad de los jóvenes, la expresión
de valores y el juicio crítico sobre coreografía, vestuario, escenografía, etc.
Por supuesto que no podemos dejar de lado al teatro, como una de las artes
totalizadoras que permite colocar al sujeto frente a su propia realidad. Del
mismo modo, la ejecución de concursos literarios,
pictóricos y fotográficos, entre otros, ayudan a incentivar la creación y la participación estudiantil.
Debe considerarse que, en la realización de estas actividades,
tienen poca importancia los discursos y que se llega más lejos en la medida en
que los estudiantes son motivados al contacto directo con aquel arte que les provoca estéticamente y que les induce a la reflexión crítica. Por lo demás,
la estrategia sugerida se basa en experiencias ya probadas en otras latitudes y
tiene por finalidad articular un sistema de influencias educativas que encamine
pertinentemente el proceso de educación de los juicios valorativos de los
estudiantes universitarios; propiciando el desarrollo de la sensibilidad y el
enriquecimiento espiritual mediante un mayor acercamiento al legado artístico
de la humanidad y a los valores estéticos de su medio.