EL FUTURO
DEL TEATRO MUNICIPAL
Iván Vera-Pinto Soto
Cientista social, pedagogo y
escritor
En esta reflexión no nos
detendremos a cavilar sobre lo que se hizo, no se hizo o se pudo hacer en el
Teatro Municipal de nuestra ciudad, pues sobre los desaciertos y la necesidad
de contar con un escenario digno para el trabajo de los artistas ya se
argumentado lo suficiente. Ahora es preciso proponer algunas acciones que
contribuyan al pronto restablecimiento de sus funciones, como también estudiar
estrategias que permitan mejorar y potenciar el recinto, como uno de los
soportes que contribuyan al desarrollo integral de nuestra comuna.
Al respecto, a modo de proposición,
quisiera señalar algunos puntos que se deben abordar con mayor profundidad:
En primer lugar, es imprescindible
que la ciudadanía esté en conocimiento sobre el plan de restauración que se va
a iniciar, describiendo los pormenores de las obras, el presupuesto destinado y
las fechas de cada etapa que se llevará a cabo por parte de las entidades y
profesionales responsables. Para ello es necesario implementar un programa de
participación ciudadana y comunicación efectiva con la sociedad civil.
En segundo término, es clave fundar una instancia autónoma (Corporación
del Teatro Municipal), con el concurso de especialistas en el área cultural,
representantes del sector público y privado y de los entes sociales más
representativos. En lo medular se debe crear una organización que dirija,
planifique, oriente, supervise y evalúe
las políticas, el plan de gestión y el programa de actividades; todo esto, por
supuesto, consensuados con la ciudadanía y ligado a las políticas del Estado de
Chile y a las reales demandas y necesidades de la Región de Tarapacá. Aclaro
que no basta tener un grupo de personas con cierta notoriedad pública y buenas
intenciones, sino un equipo técnico, con capacidad de gestión y democrático que
involucre en lo posible a todos los sectores y niveles particulares de la
comunidad. De esta manera se asegura que el Teatro Municipal no constituya un
tema exclusivo de los grupos sociales “letrados” y de una minoría social, sino
de la mayoría de los vecinos que habitan este territorio. Suponemos que siguiendo
esta estrategia, su accionar no quedaría al arbitrio de la autoridad de turno y
permitiría el logro de los objetivos artísticos e institucionales con alcances,
resultados e impactos mayores.
En tercer orden, aludiendo al
tema de fondo, es necesario “democratizar” la cultura y el arte y, en este
caso, el espacio escénico, con el fin de superar el divorcio social y cultural
que existe entre la visión institucional y la ciudadanía. De este modo, se
asegura que toda acción que se haga en el futuro tenga el respaldo social y
represente el interés y sentir de la población.
Siguiendo la lógica anterior, el
régimen que se plantee debería considerar la “popularización” de los productos
culturales y de sus gestores más allá de sus marcos institucionales; en otras
palabras, todas las acciones culturales que se forjen no solamente deberían
favorecer al público más cercano al recinto o al centro de la urbe, acaso
también a los grupos sociales menos beneficiados con la acción cultural
institucional.
Otro punto importante, es el
resguardo y la preservación de nuestro patrimonio histórico y cultural. En esta
línea, es urgente contar con un plan y una estrategia que evite que más
adelante se vuelva a cerrar la sala por razones de deterioro o mala
conservación. Por el contrario, debe actuarse de manera preventiva, contando, lógicamente,
con los recursos financieros, materiales y humanos necesarios para su manutención,
cuidado y conservación.
Una variable que es determinante
para la buena marcha y el desarrollo del Teatro Municipal es su sustentabilidad
financiera. Es un hecho que la subvención estatal habitualmente no alcanza para mantener,
implementar la infraestructura de la sala, menos para pagar las remuneraciones
de los futuros cuerpos estables y del personal necesario. Para evitar aquello
será imprescindible contar con una gerencia efectiva y profesionalizada, en lo
posible del más alto nivel y experiencia, que pueda conducir y generar un plan
de sostenimiento; consiguiendo aportes de las empresas privadas, entidades
internacionales, bonos, entradas y otras contribuciones externas. Sin duda, la
cultura de región no puede depender de un municipio o del Gobierno Regional,
más aún cuando en la actualidad los recursos están centralizados. Sostengo que
el Teatro tiene que convertirse en productor de espectáculos y hacer “proyectos
de negocios” con los productos artísticos, especialmente con los artistas
invitados de relevancia para sacarles el valor agregado.
Definitivamente, es primordial trabajar en red para lograr el objetivo planteado,
porque el gran problema que tenemos con los espacios culturales, son los
recursos para programar y para itinerar las producciones. La idea es generar
instancias de trabajo en conjunto para obtener los recursos básicos que nos
permita sustentar desarrollar y hacer crecer la institución. En este sentido,
será ineludible crear espacios de cooperación con otros teatros y centros
culturales del país.
Otra prioridad es la existencia de equipos artísticos
estables que pongan el énfasis en la formación, capacitación y proyección del
quehacer artístico. Entre otros, se debe contar con: Orquesta Filarmónica. Un
conjunto que pueda interpretar todo el gran repertorio sinfónico y
sinfónico-coral. Ballet Regional. Un cuerpo de bailarines formados en su propia
escuela y con la asistencia de profesionales del área. Teatro Regional. Equipo
formado por los mejores exponentes de la escena local que lleve a las tablas el repertorio del teatro regional y
nacional, preferentemente. Asimismo, Conjunto de Ópera, Conjunto Folclórico
Regional, Coro y talleres de pintura, instrumentos musicales, teatro infantil,
teatro adulto mayor, diseño de vestuario, diseño escenográficos, entre otros.
A partir de estas propuestas y de otras que se puedan sumar,
tengo la certeza que podemos levantar la imagen de este patrimonio histórico y
cultural de la ciudad, y contribuir al desarrollo cultural de nuestra región
para que los ciudadanos vivan y gocen de un entorno bello, culto, democrático e
inteligente.