LA MADRE EN ESCENA
Iván
Vera-Pinto Soto
Si hacemos un examen somero de la historia
de la literatura dramática nos encontraremos que la figura de la madre
constituye una importante musa inspiradora. Sófocles, en su tragedia Electra,
nos exterioriza a la madre asesinada en manos de su hija, a consecuencia de una
lucha feroz de sentimientos que se desata entre ellas. El mismo autor, en Edipo
Rey, revela a la madre casándose con su hijo, como un mero accidente de
fatalidad de su primogénito. Shakespeare, plasma a Hamlet, lamentándose
profundamente por el casamiento entre su madre Gertrudis y su tío; al final
concluye juzgándola y condenándola por incestuosa.
Bertold Brecht, basada en la creación
homónima de Gorki, representó “La Madre” (1929). La obra es un verdadero homenaje a
las mujeres luchadoras. Fue estrenada en Berlín para el aniversario del
asesinato de la escritora socialista Rosa Luxemburgo y permaneció en cartelera
lo que se tardó el nazismo en ascender al poder. Esta producción emblemática
del teatro épico transcurre en la Rusia zarista, donde una mujer que critica el
compromiso político de su hijo, toma conciencia de las injusticias del sistema
y se transforma en una líder llena de anhelos y esperanzas en un mejor porvenir.
Brecht, prosiguió con “Madre Coraje” (1939),
un testimonio reflexivo y conmovedor que puede adaptarse a la cruda realidad de
cualquier país del tercer mundo, donde abundan muchas madres corajes y sus
hijos, inmersas en la guerra. Aquí, la mujer recorre con su carreta y sus tres
hijos los escenarios bélicos, siguiendo la huella de los ejércitos para que,
sin importar la bandera ni la ideología que defiendan, compren su mercancía.
Federico García Lorca, nos heredó varias
joyas literarias, ejemplo: “Mariana Pineda” (1927), es la anécdota de una heroína que combatió al absolutismo borbónico
y murió en 1831, a los 26 años de edad, por no delatar a sus compañeros. Fue la
gran leyenda de la causa revolucionaria del siglo XIX que el poeta granadino obtuvo
de los romances populares e inmortalizó en el teatro.
“Bodas de Sangre” (1933), rememora
la tragedia de una mujer que se fugó con su amante, horas antes de su boda,
hecho real que ocurrió en Almería, España en 1928, situación que obviamente el
poeta llevó a la ficción. Esta creación simboliza, en el rol de la madre, los
aspectos culturales y sociales que limitan y condicionan a la mujer en la España semifeudal. Exactamente es ella la que
contiene la fuerza que moviliza a todos
los personajes al conflicto, tornándose en vida, pero a la vez en sufrimiento y
sangre.
La Casa de Bernarda Alba (1936), donde la pasión
por el amor de la joven Adela, enclaustrada en su casa junto con sus hermanas a
causa del luto de su padre y subyugada bajo el dominio de una madre tiránica,
se rebela sin temor a las peores consecuencias. De esta manera, su ímpetu por
la vida se precipitará contra el paredón de incomprensión de su familia,
concluyendo todo con su muerte. “Yerma”
(1934) es una tragedia, cuyo eje central es una muchacha ansiosa de ser madre
sin conseguirlo por defecto de un marido estéril. La única opción que le queda es
buscar un mancebo fértil que la posea al margen del matrimonio pero, sin
embargo, la moral imperante es intransigente y no se lo admite. Su aspiración
de ser madre es considerable, pero ella no está preparada para soslayar sus enraizados
principios morales.
En la escena nacional, entre otros, tenemos
a Egon Wolf, quien aborda claramente este tema en "Niña Madre"(1968).
En su argumento surge “Polla”, un sorprendente personaje popular que sueña con
el hijo que no puede tener, en un contexto de estoica lucha por superar la
pobreza y conquistar el amor esquivo de su pareja. Fernando Cuadra, también nos
escenifica “La Familia de Marta Mardones” (1975), obra realista
que describe la vida de una mujer pobre que lucha por salir adelante a pesar de
las adversidades sociales y económicas de su entorno.
Como observamos
la madre en el teatro seguirá siendo la protagonista eterna, ya que constituye
la matriz de muchos dramaturgos para exponer las ideas y visiones
que tienen de la época y sociedad que
les ha correspondido vivir.