Iván
Vera Pinto, Director del Teatro Expresión
“Mi
vida ha sido siempre el teatro “
Iván Vera Pinto, Iquiqueño, hijo de Francisco Vera
Pinto, sastre, y Victoria Soto, dueña de casa y profesora de piano, es sin
duda un hombre que como pocos ha sabido transformar
sus deseos en realidad.
El teatro, ya sea como actor, director o escritor,
ha marcado un hito en su vida por más de 30 años, repercutiendo también en
el desarrollo de esta actividad artística a nivel regional y nacional.
Hablar de Teatro hoy en Iquique, es hacerlo también
de quienes con un trabajo constante de gran entrega y profesionalismo, han
permitido que la comunidad se acerque más a la cultura y a su historia, uno de
ellos es Iván Vera Pinto Soto.
SOLO
UN CUENTACUENTOS
Acunado en sus primeros años en una tradicional
casa del barrio El Morro, creció bajo los sones del tango y los boleros que en
esa época le parecían lejanos. “Quizás
porque mi madre tenía una mayor sensibilidad y amaba la música, toda mi
juventud me vi rodeado de ella y fue mi
primer acercamiento a las artes. No obstante, no la entendía ni me gustaba y
sólo hoy esta música y su letra han adquirido un significado especial “.
Introvertido, ordenado, aplicado, obediente, pero
muy observador, pocos podrían presagiar que este pequeño tendría en el teatro a
una de sus mayores pasiones. “De niño quizás porque no teníamos las
distracciones que hay en la actualidad, junto a otros chicos nos dedicábamos a
conversar a inventar historias y películas… era una época donde la creatividad
bullía. Eran historias donde todo podíamos, donde no habían límites… nace así
mi faceta de cuenta-cuentos”.
A comienzo de los años 70, nada hacía pensar que
este amante del balompié que estudiaba en el
Liceo de Hombres de Iquique, vería su mundo cambiar gracias a un vecino
que lo introdujo al ambiente.
“Mis veranos era sólo playa y fútbol, hasta que un
día un amigo me habló de un curso de
teatro en el Ex Liceo de Niñas Elena Duvauchelle. La verdad es que lo que más me atrajo para ir fue
el hecho de que allí estarían algunas personas conocidas, pero poco a
poco me comenzó a cautivar el teatro. En ello, tuvo un lugar muy especial mi
profesora de ese entonces, Ruth Egaña, quien había sido actriz del Teatro Pedro
de la Barra en Antofagasta”.
Una vez que concluyó el curso, sus
aspiraciones eran muy claras y junto a
otros estudiantes solicitaron la ayuda
de las profesoras de castellano Angelina Chang y Adriana Peirano, quienes los
asesoraron en su primer gran desafío, el
montar una obra. De esta manera conoce la pieza teatral que será su
caballito de batalla durante toda su
vida artística “El Monte Calvo”.
“Aproximadamente 40 personas dimos la audición y cuando dijeron mi nombre y que iba a
interpretar al Coronel, realmente me sorprendió. … montamos la obra y la presentamos en la Liga de
Estudiantes… recuerdo a mis amigos y a mi familia que me acompañaron y después
los buenos comentarios de todos… aquí murieron los últimos vestigios del niño
introvertido que era, para darle paso a
Iván Vera Pinto, el extravertido”
Esa primera experiencia los motivó a exigirse más,
es así como solicitan la ayuda del profesor Manuel Castro y luego, al requerir
de más tiempo para los ensayos y no contar con nadie que dispusiera del mismo,
deciden autodirigirse.
“A esa altura el teatro era mi gran vocación, y si
bien mi madre siempre estaba preocupada por mis estudios, sabía que este
ambiente era muy sano. Al poco tiempo empezamos a escribir nuestros libretos,
donde dábamos vida a un mundo loco que cada viernes sumía a nuestros
compañeros, en la sala de Química del
Liceo, en miles de historias que tocaban
temas existenciales o del teatro del absurdo…
fueron los años donde experimentamos sin
temor y con muchas ganas de hacer cosas nuevas”.
TEATRO
MAS POLITICO
Años más tarde haría realidad uno de sus sueños al
comenzar a trabajar con el actor Jaime Torres de reconocida trayectoria
regional, en temáticas de orden
político. En esa misma época, conoció además
a Jesús Núñez con quien formó un
grupo de Teatro de la Central Única de Trabajadores. “Trabajábamos fuertemente
en la extensión social, recorriendo
poblaciones y colegios con temáticas que en esa época eran difíciles de tocar.
Posteriormente, me dieron la oportunidad
de liderar teatro y trabajar con la gente de la Universidad de Chile, sede
Iquique… estaba así de una manera u otra
vinculado en el fuerte movimiento social de esa época… que se cortó abruptamente con la crisis institucional
de 1973”.
Terminados sus estudios, y ante todo la desazón que
vivía el mundo de la cultura, ve que existen pocas oportunidades de hacer sus
sueños realidad “Fueron unos años muy
traumáticos para los que amábamos el arte …
me dolió mucho el Golpe de Estado, porque yo quería estudiar una carrera
del área social y bajo ese régimen no habían posibilidades en Chile para mí“.
NUEVOS
AIRES EN MACONDO
El año 1973, postula una beca en la Universidad San
Cristóbal de Huamanga, en Ayacucho-Perú. Al llegar a esa tierra se encuentra
con un pueblo mágico un Macondo sin explorar, lugar ideal para iniciar sus
estudios de Antropología.
“Ayacucho
era una ciudad tranquila donde explore una nueva realidad social y aprendí de
su cultura, comencé así a trabajar y estudiar en Extensión en la
Universidad, perfeccionándome en el teatro. Fueron años increíbles
y, sinceramente, creí que iba a vivir toda mi vida allá”.
No obstante, con el Gobierno de Morales Bermúdez comenzará una nueva etapa, donde esta
tranquila ciudad del Perú se verá conmocionada con la investigación que se
efectúa a los residentes chilenos. Es así como cae detenido acusado de realizar teatro político,
trabajar ilegalmente y efectuar acciones de espionaje, un mes después es
absuelto y decide retornar a su terruño.
“Fue una época muy difícil y a esto se sumó el
comienzo del movimiento Sendero Luminoso, quien transformó a Ayacucho en una
zona de guerra, por lo cual decidimos regresar a Iquique en 1979”.
RETORNO
A LA TIERRA DE CAMPEONES
Después de una serie de intentos comenzó a trabajar en el área de extensión de la U de Chile sede
Iquique, donde me preocupaba de las actividades culturales. Es así como propuse
hacer un curso y se me pidió que lo dictase, luego se formó un grupo teatral y
se me solicitó ser su director”.
Inocentemente dijo que sí y, actualmente, lleva 30
años trabajando en el Teatro Universitario Expresión de la Universidad Arturo
Prat. “Han sido épocas llenos de alegrías, como cuando presentamos la obras
Matatangos y del Chumbeque a la Zofri, o
efectuamos giras por diferentes ciudades
del país y del extranjero. En mis buenos recuerdos también
está cuando efectué mi primer intento de escribir y publicar.
Pero no todo han sido alegrías, y recuerda con
tristeza lo difícil que fue el período de
los rectores designados en esta Casa de Estudios por la censura que le
fue impuesta a sus obras, además de la pena y nostalgia producto de
la despedida a compañeros como Guillermo Zegarra, Brunilda Correa, quienes se dedicaron
toda su vida al desarrollo del teatro.
ESCRIBIR
UN LIBRO, PLANTAR UN ARBOL…
Algunos podrían pensar que este hombre ha cumplido
con todos sus anhelos, ya que como señala el dicho ha escrito un libro,
plantado un árbol y tiene dos hijas. No obstante, los sueños continúan y sus
esfuerzos ahora están enfocados en formar un Centro de Investigación
Antropológica Teatral. “El tema antropológico es algo que retumba en mi cabeza,
ya que lo dejé y nunca lo volví a retomar, por lo cual a través de este centro
pretendo rescatar, valorar y proyectar todo lo que corresponde a la identidad
regional, mediante la dramaturgia y la
producción de obras de teatro. Quiero, además, como Director del Teatro
Universitario Expresión tener una sala potenciada en su infraestructura con un
elenco estable dedicado al teatro, no con lujos, sino con lo esencial para
lograr que esa esquina mágica que es la del Teatro veteranos del 79,
recupere su gloria”.
En lo personal, precisa, que desea dedicarse a
escribir y a dirigir, ya no actuar “Quiero hacer lo que más me gusta, con lo
que me siento más realizado ahora y en este momento mi prioridad es
escribir teatro. Podría ahora dejar de hacer cualquier cosa menos esa, pues soy
un hombre que vive por el teatro y que quiere morir junto a
el."
Eugenia A. Guzmán Vera
Periodista
Universidad Arturo Prat
(Entrevista realizada septiembre, 2009)