TEATRO CON IDENTIDAD IQUIQUEÑA
IVAN VERA-PINTO SOTO
Habitualmente toda obra artística responde a un tiempo y a
un espacio determinado. Directa o indirectamente el artista se nutre de los
acontecimientos, aspiraciones, intereses y necesidades de su cambiante contexto
social y los testimonia en su creación. Por este motivo han surgido muchos
movimientos artísticos que responden a los profusos mitos y conflictos que han
angustiado al género humano en toda su historia. Esto involucra una constante
invención, rompiendo con las formas tradicionales, en un proceso natural de
búsqueda de nuevas técnicas que guarden relación con la visión que sustente una
comunidad específica. En otro plano, la identidad, en términos sociológicos, es
el proceso por el cual los actores sociales construyen el sentido de su acción
atendiendo a conjunto articulado de atributos culturales al que se da prioridad
sobre otras fuentes posibles.
Partiendo de estas premisas, puedo afirmar que la identidad del teatro
iquiqueño actual es la continuidad de varias fuentes que se originaron en
diversas unidades espaciales y temporales de la historia local. Ahora bien,
¿cuáles son los principales hitos del teatro iquiqueño? Partamos reconociendo
que uno de sus fundadores fue Luis Emilio Recabarren, quién utilizó todas las
formas de lucha para crear conciencia y organización en los obreros.
Precisamente en el Diario El Despertar de los Trabajadores, expresaba en 1912;
"Consideramos al teatro como una necesidad educativa y de crítica de los
defectos". Basado en ese argumento fundó numerosos conjuntos en el norte y
en otros lugares del país. Su principal instalación fue el grupo "Arte y
Revolución", con el cual representó piezas simples, destinadas a crear
conciencia y abrir caminos para la clase trabajadora.
Posteriormente, en los años 30, como producto del surgimiento de una
embrionaria clase media, comienza a prosperar el teatro de sainete, cuyos
mejores exponentes son sin duda: Willie Zegarra, Pepe Pauletti y Nena Ruz.
Todos ellos efectuaron giras a nivel nacional como integrantes de compañías
móviles y además mantuvieron una actividad regular en la pampa y en Iquique. La
peculiaridad de estos precursores fue sin duda el humor, el costumbrismo y el
estilo naturalista. En seguida, en los años 50, aparece Jaime Torres y Cecilia
Millar, quienes instituyen el teatro de los barrios, el cual sucesivamente
derivará en la Academia de Experimentación Teatral, el Teatro Independiente, el
Teatro de la Unión de Profesores y en la Agrupación Teatral Iquique. Su
directriz se enmarcó en la representación de las mejores producciones que se
estrenaban por esos días en la capital. Por lo demás, en el seno de esta
corporación se formaron un sector de directores iquiqueños.
De breve permanencia (1970-1973), son las contribuciones del TEATRO CUT,
conducido por Jesús Núñez y el Teatro Poblacional de Jorge Reyes. En 1973,
Guillermo Jorquera, en la Universidad del Norte, organizó el TIUN, el que más
tarde pasó a denominarse TENOR. Este elenco ha logrado notoriedad primordialmente
por su rigurosa labor y por su perfil realista-popular de sus montajes. En 1979
irrumpió el TEATRO EXPRESIÓN, el cual se ha caracterizado por proyectos
escénicos que han cruzado fronteras. Su repertorio se ha centrado en contenidos
latinoamericanos, con acreditada rigurosidad artística. Otro apreciable aporte,
es Guillermo Ward, quien a partir de 1995 emprendió con VIOLA FÉNIX una
personal dramaturgia y un vigoroso soporte experimental. Sumemos a ellos a
Sonia Castillo con el grupo TEA, quien desde 1987 ha montado obras para niños y
adultos de preocupada factura técnica. Asimismo, desde hace quince años el
Teatro NO MÁS viene ejecutando un programa de dramaturgia colectiva, basado en
temáticas locales y la ejecución de un formato integral. Finalmente, aún en
cierne, están las nuevas propuestas del TEATRO ANTIFAZ, de Abraham Sanhueza y
la ACADEMIA WILLIAM SHAKESPEARE, las cuales se desarrollan pacientemente con la
singularidad que se atribuyen.
En resumen, los actuales exponentes son continuadores de aquellos a los que
tienen como sus antecesores, siendo su situación presente heredera de estos
últimos y ella se imagina con legítimas diferencias hacia el futuro.