TRADICIONES
TARAPAQUEÑAS
De Iván
Vera-Pinto Soto
Director
de Extensión UNAP
El desierto
nortino chileno es un inmensurable y agreste territorio que encierra
misteriosos secretos, espectrales personajes y trágicas historias que han
transcendido en el tiempo; resistiendo, incluso, al dominio del hombre y al
vasallaje de la globalización.
En los últimos
decenios la mirada escrutadora de destacados cientistas sociales y escritores
(Sergio González, Lautaro Núñez, Patricio Advis, Andrés Sabella, Volodia Teitelboim,
Pedro Bravo Elizondo, Bernardo Guerrero, entre otros), nos ha permitido
descubrir fragmentos de este universo mítico y
de la riqueza cultural que anida. Asimismo, con esta misma postura
exploratoria y con las valiosas vivencias de los caminantes inagotables, los legendarios
cronistas han realizado un importante aporte a la visión de este paraje.
Precisamente,
uno de estos apasionados buscadores de las pretéritas canteras desérticas es
Senén Durán Gutiérrez. Un investigador intuitivo que ha dedicado su vida a
rastrear vestigios de la cultura de Tarapacá. Tuve la suerte de conocerlo
promediando el año 80, con motivo de la realización de una película (Entre el
trigo y látigo). Recuerdo que en esa producción don Senén, interpretó
al”cronos” o “voz del pueblo”, protagonista que describía los fatídicos
designios que asolarían a los obreros del salitre a comienzo del siglo XX.
A partir de este
encuentro creativo, sigo atentamente sus entusiastas pasos de descubridor de
las costumbres de estas tierras. Es por ello que al iniciar el montaje de la
obra “Coruña, la ira de los vientos”, no dudé en pedirle su apoyo para que nos
guiara en los intricados senderos que unieron antiguamente al llamado “Cantón
Sur” salitrero. Por supuesto que, con la generosidad que lo caracteriza, nos
llevó por todos los vericuetos de la pampa, esclareciéndonos con maestría una
infinidad de secretos, ficciones y realidades.
Como
consecuencia de todas estas gratas anécdotas, me provocó una especial alegría
el asistir recientemente al lanzamiento de su texto “Del secreto discurso del
desierto”. Una obra amena, didáctica y sustanciosa, que es producto de su práctica social y de
sus vivencias en este confinado espacio del continente.
El autor, con
precisas pinceladas, nos dibuja algunos rasgos que constituyen el alma de
nuestra identidad nortina: Los bailes y festividades religiosas, las hierbas
medicinales del altiplano, la conquista del agua para el desierto, los pueblos
salitreros y el holocausto de la oficina salitrera La Coruña.
Personalmente,
creo que de todas las tradiciones descritas,
resulta ser un verdadero acierto la narración objetiva y realista que
hace de los pormenores en el levantamiento en la oficina salitrera de La
Coruña, el 5 de junio de 1925. A todas luces, Durán, rinde un sincero y emotivo
tributo a los obreros que sacrificaron sus vidas, en una desigual batalla
contra las fuerzas militares, en su afán por alcanzar una vida más justa y
solidaria. Este es uno de los tantos episodios negros de nuestra historia nacional
que poco se conoce, salvo algunos escritos editados en forma limitada (Luis
Espinoza, De Mourusia a la Coruña).
En toda su
extensión comparto el prólogo que hace Alberto Carrizo, en cuanto a considerar
este estudio una seria contribución a la memoria colectiva, por su fidelidad a
los hechos históricos y por estar ajeno del mercantilismo seudo-intelectual que
puebla, sobre este tema, algunas calles turísticas de este puerto.