MANUEL RODRIGUEZ EN EL TEATRO
Iván Vera-Pinto Soto
Desde hace años se echaba de menos, en
especial en las nuevas generaciones de teatristas chilenos, la presencia de
obras que tuvieran compromiso con la historia nacional. Tal como expresaba el
maestro alemán del Erwin Piscator " No hay teatro neutral; la neutralidad
es un invento de los que mandan". Esto es lo que ocurre con la pieza basada
en la película de Pedro Sienna, El Húsar de la Muerte, filmada en 1925. Aquí,
al igual que en la versión cinematográfica, la historia se centra en Manuel
Rodríguez, creador del batallón guerrillero Húsares de la Muerte, de gran
incidencia entre 1814 y 1817, durante la guerra de la Independencia, y en la
última parte de su vida, hasta su asesinato en Til Til. Sin embargo, en la
visión teatral de la compañía Patogallina, Bernardo O'Higgins tiene un mayor
protagonismo y es perfilado como un dictador que se adueña de la victoria
patriótica y ordena asesinar al guerrillero. Esta lectura política de la
historia evidentemente pone en tela de juicio las enseñanzas tradicionales que
muchos chilenos hemos tenido de nuestro padre de la Patria. Es más, la historia
oficial nos cuenta que es San Martín quien destituye del gobierno a Manuel
Rodríguez y se presume que ordena su posterior ejecución.
Por otro lado, el mítico montonero, aparece
en la obra como un ser que posee mil rostros,
con valores claros, actitud audaz y de
personalidad trascendente.
Tal vez más impactante que la controvertida
fábula o la interpretación libre que hace el colectivo de una etapa de la
historia nacional, es la propuesta escénica, cuya finalidad fue convertir en
imágenes teatrales la popular leyenda y a su vez transfigurar la famosa cinta, considerada en 1998 patrimonio histórico. Se puede sentir
como espectador que detrás de todos los convencionalismos teatrales y cinéticos
que utiliza la dirección hay un desborde de imaginación, improvisación, ironía
y creatividad. Sobre un fondo blanco y negro, con luces crudas y un escenario desprovisto de parafernalia que
acostumbra a recurrir el teatro pobre de técnica; los actores gesticulan- al
mejor estilo del cine mudo - de manera sincronizada y austera. Cabe destacar
que esta técnica simple y objetiva fue usada por el teatro épico de Bertold
Brecht, reminiscencia del cine de Chaplin, quien prescindía de la mímica y del psicologuismo
barato. Su intencionalidad era reflejar los sucesos reales mediante la
representación grotesca de los mismos. Además los personajes no sólo relatan
los hechos, sino que también están llenos de pequeños y subjetivos detalles
humanos: imaginan y sueñan cosas.
Otro elemento análogo al teatro épico
contemporáneo es el humor y la diversión. Por ejemplo, en el fragor de la
lucha, de pronto aparece haciendo una travesura infantil el Huacho Pelao, brazo
derecho del líder. De este modo, el público tiene visión lúdica y distanciada
de la historia, lo que estimula la reflexión y al mismo tiempo la entretención.
Un aspecto sustantivo en la producción es la afiatada alternativa
sonora. Desde el comienzo hasta el final del espectáculo la banda electroacústica da el ritmo al
argumento y sintetiza el contexto de la acción. En forma armónica se mezclan boleros,
vals, tonadas, rock y funky que van marcando los acontecimientos con fuerza,
caos o sentimentalismo grotesco, según sea la ocasión. El equipo de actores
apoyados por pancartas manifiesta con fidelidad los concisos diálogos que
sustentan a las escenas fragmentadas, simulación de las películas de comienzos
de siglo xx. Se alternan gestos operáticos, altisonantes, con cuadros al mejor
estilo de un comic o de un retablo folklórico.
Ante la imposibilidad de contar con una madura dramaturgia
nacional, la opción de trabajar documentos históricos existentes es muy válida,
porque permite elevar a alturas poéticas y políticas nuestro pasado histórico,
conectándolo con el presente y sin
repetir los usuales mecanismos didácticos.
En resumen, "El húsar de la muerte" es un trabajo
relevante en lo técnico, que emociona y hace reír, y está dirigido a un público
con amplitud de criterio.