LA NATURALEZA EN EL ARTE
Iván Vera-Pinto Soto
Desde los
inicios de la humanidad hasta nuestros días el hombre, a través del arte, ha
ejercitado un dialogo imborrable, mágico y original con la naturaleza que lo
rodea. Empero, esta comunicación con su espacio natural ha cambiado con el
tiempo, adquiriendo nuevos contenidos y soportes de expresión, concordantes con
la concepción del mundo imperante en su época.
Del mismo modo,
podemos observar que su mirada en relación a la naturaleza es disímil con
respecto a lo que piensan las demás personas de su comunidad. Sin duda, el
artista- a diferencia de los demás- tiene esa sensibilidad para aprehender el
interior de la naturaleza, es capaz - como decía Platón- de “hacer visible lo invisible”, expresándolo
en su obra.
La perfecta
compenetración entre naturaleza y artista hicieron que el plátano para Gaudi fuera
mucho más que un árbol, convirtiéndole en fuente de inspiración en muchas de
sus obras. Lo mismo ocurrió con el algarrobo en la pintura de Miró, y la
milenaria figura del ciprés en la producción de Dalí. En ambos casos los vegetales
se transformaron en verdaderos iconos de las creaciones pictóricas.
Esta
relación artista-naturaleza también la apreciamos en el ámbito literario, un
ejemplo cercano es el amor que profesaba Neruda a las aves . Como no
recordar los versos de “El poeta se
despide de los pájaros”, en ellos el poeta expresa con maestría y sensibilidad
esa incondicional preferencia que sentía por las aves, cuando nos decía: “Yo,
poeta popular, provinciano, pajarero, fui
por el mundo buscando la vida: pájaro a pájaro conocí la tierra: reconocí donde
volaba el fuego: la precipitación de la energía y mi desinterés quedó premiado
porque aunque nadie me pagó por eso recibí aquellas alas en el alma y la inmovilidad no me detuvo.”. Precisamente, hace
pocas semanas a tras, este arte de pájaros de Neruda, pudimos apreciarlo en una
propuesta moderna del Ballet de Santiago, la que fusionó la magnifica obra literaria
con la técnica y la estética de la danza contemporánea.
En el
panorama artístico iquiqueño, este vínculo creativo entre artista y
naturaleza lo podemos palpar en la última exposición colectiva visual, inaugurada en sala de arte de la Compañía Minera Collahuasi. Allí, hallamos una visión del Iquique actual, sus colores, texturas y sueños amalgamados
en el proyecto visual de catorce artistas, a través de distintas técnicas,
estilos y visiones. Dentro de la misma muestra apreciamos las singulares esculturas de Roberto Urbina,
quien rescata parte de la historia ancestral de la zona y la traduce de manera
experimental en diseños y colores.
Desde la
perspectiva de las artes escénicas localizamos la pieza “Dragón: la leyenda”,
creación del Teatro No Más, la cual, empleando la sencilla y popular técnica
del “cuenta cuento”, nos entrega una ficción del origen e influencia que tiene
en nuestra identidad el tutelar cerro Dragón (hoy penosamente casi
desaparecido).
En el campo
de la fotografía podemos aseverar que, Hernán Pereira y Pamela Daza, son unos
constantes “cazadores” del tiempo y la naturaleza regional, ellos a través de
sus lentes logran capturar la presencia humana y sus manifestaciones
culturales, casi siempre moldeadas por la misteriosa fuerza del contexto
nortino.